miércoles, 30 de septiembre de 2009

Costumbres muy humanas

Hace 131 años se publicó una de las obras de F. Nietzsche que marcó un antes y un después en su estilo de escritura: Humano, demasiado humano.
No he leído ninguno de sus libros anteriores a éste, así que no puedo hacer comparaciones, pero he de decir que su forma de describir ciertos estados y comportamientos humanos ha llamado mucho mi atención.
No he terminado de leer el libro, prácticamente voy por el principio, dónde realiza una serie de deficiniones muy interesantes, y he llegado a un punto que me ha hecho recordar situaciones y personas que han pasado por mi vida.
No es de extrañar que leyendo algo siempre te recuerde a algún episodio pasado, pero esta vez Nietzsche le ha puesto nombre: Vanidad.
Os dejo unas pequeñas frases y mi opinión o divagación al respecto, cada cual que interprete las palabras de este filósofo a su gusto.

[...] los huesos, los músculos, las entrañas y los vasos sanguíneos están encerrados en una piel que hace soportable el aspecto del hombre [...]
Nietzsche defiende que así como nuestro cuerpo está recubierto por esta piel, al alma la rodea otra "piel" que es la vanidad. A la primera piel la podemos cuidar y cambiar para que tenga ese aspecto "soportable" del que habla y la vanidad cumple la misma función. Pero al final del todo el alma es como es y por mucho que tengamos un cuerpo bonito, eso no va a cambiar.

Los hombres sienten vergüenza cuando se imaginan que se les atribuyen pensamientos viles.
La opinión externa siempre ha rodeado la vida de toda persona, sin embargo, si no se ha hecho nada malo no deberíamos preocuparnos, no? Pero que es peor, ¿sentirse culpable por algo que no se ha hecho? o ¿hacer sentir culpable al inocente por evitar la vergüenza que causa reconocer los propios "pensamientos viles"?

[...] Tan sólo cuando la buena opinión de los hombres tiene valor para alguien es cuando hablamos de vanidad. En este caso, el hombre quiere causarse placer a sí mismo, pero a expensas de los demás hombres, llevándoles a formarse una opinión falsa de él o para alcanzar un grado de "buena opinión" que incite su envidia. [...]
Personas falsas, que presumen de lo que no tienen y no se dan cuenta de que los que les escuchan son felices tal y como están porque a sus almas no las rodea esa vanidad.

Y la que más me ha gustado, no porque diga una mala palabra, sino porque es tan directa y simple, que ella sóla lo dice todo.
Todo hombre que ha decidido que otro es un imbécil o una mala persona, se enfada cuando el otro demuestra que no lo es.

Nietzsche suele ser bastante radical en algunos aspectos, me gustan algunas ideas suyas pero hay otras que no comparto en absoluto... sin embargo, que triste o curioso es descubrir que 131 años después casi nada ha cambiado.