Se acerca el final del verano y apenas tengo la sensación de haberlo saboreado.
A diferencia del resto de veranos que he coleccionado a lo largo de mi vida, (cada cual más intenso) en éste me he pasado todos los días empeñada en finalizar una etapa de mi vida de la cual guardo un recuerdo más que dulce.
Alguien mencionó alguna vez que la vida universitaria es única e irrepetible y que hay que aprovecharla al máximo. Prácticamente estoy con un pie fuera de ella, sin embargo, sé que no debo pararme y he de pasar por completo para comenzar otra etapa nueva. Esto es así...
Han sido cuatro años, de los cuales podría escribir un libro (muy gordo) y de los que guardo recuerdos, momentos, situaciones, viajes... todos ellos memorables. Es inevitable sonreir mientras recuerdo como empezó todo y como ha cambiado hasta hoy. Supongo que eso significa que a pesar de todo lo pasado no ha sido tan malo, no?
Aunque aún no puedo decir que todo esto haya acabado, sí que noto que le falta poco. Aún así será un punto y seguido, ya que estoy dispuesta a terminar algo pero a empezar de nuevo y con más energía.
